El consorcio
Tierra, sudor, sacrificio, coraje, ingenio, tradición, verbo, naturaleza: no existe un momento preciso de la historia en el que se haya mostrado el vínculo indisoluble entre el campo trabajado por el hombre y lo necesario para producir vino «Chianti».
El origen del concepto «Chianti», aún antes del producto vino, se pierde en la noche de los tiempos: un largo y arduo camino, hecho de personas, ciudades en lucha, arte y paisajes impresionantes. Desde las antiguas civilizaciones que habitaron esta región, hasta la época medieval, del Renacimiento a la Edad moderna, la viticultura nunca se ha detenido en Toscana.
En 1927 un grupo de viticultores constituye el “Consorzio del Vino Chianti”, una de las primeras asociaciones de productores de vino de nuestro país, con la misión de tutelar y promover el vino Chianti D.O.C.G. “el cual, por tradición antiquísima, es conocido en Italia y el exterior”.
El territorio comprendido bajo la égida del Consorcio está compuesto, desde 1932, por seis provincias, salpicadas de ciudades de arte y cultura entre las más bellas del mundo: Florencia, Siena, Arezzo, Pisa, Pistoia, Prato.
En la actualidad, esta «love story» entre el ser humano y la naturaleza involucra aproximadamente a 3.000 empresas diseminadas sobre una superficie vitícola de unas 15.500 hectáreas, que cada año representan un promedio de producción que roza los 100 millones de botellas. Has leído bien: cien millones de botellas al año.
add_a_photo Emiliano Cribari
